Caminaba por la senda de noche sin ninguna referencia más allá del tiempo estimado en llegar a la laguna, pero no sabía si existían desvíos, carteles indicadores, alguna casa adonde preguntar, nada. Como a la tercera hora de marcha, apareció un cartel que decía "al Luracatao 3hs", merda, hacia donde estoy yendo me dije, de repente empecé a oir pájaros, muchos, en especial patos, creo que me sentí como Colón cuando avistó las aves que le sugirieron pronta tierra, encontré el desvío y llegué a una casa abandonada, único refugio no natural encontrado, cansado y con un poco de agua que tomé del río Brealito me acosté sobre el piso a descansar arrullado por 82 millones de aves que chapaleaban y chillaban de 82 millones maneras diferentes. Al tiempo un ruido de pisadas... y ahora que tenemos, bueno teníamos a un perrito que cansado de andar se acovachó al lado mío, será mi Mendieta pensé. Cinco de la mañana de 82 pasaron a 820 millones las aves que gozaban del inicio del nuevo día, con la llegada de la luz ví un pequeño espejo de agua verde, poblado por patos y cientos de zancudas, con mi nuevo amigo emprendí el retorno a Seclantás ya que el colectivo a Molinos pasaba a las 14hs y tenía ante mí 5 horas de caminata.
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