San Lorenzo e Italia, una pared espejada, curva en la ochava y quebrada por una de las calles, un descubrimiento como para quedarse largo rato observando como se ven las cosas a través de ese juego de vidrios y espejos, los edificios parecen asomarse desde el adentro, con una claridad que sobrecoge, tanto es así que sugieren la idea que han sido devorados por éste gigantón. Consejito, si pasan por dicha esquina, aminoren el paso hacia ninguna parte, caminen todo el frente y corran la llavecita que bloquea la percepción de lo urbano de un eterno off a on.
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