Al llegar a la caleta, temprano por la mañana entre el barro de un río que de a poco vuelve a sus cauces naturales se hallaban éstos simpáticos carritos. Con el correr del tiempo y a medida que arribaban los pescadores con su magra cosecha diaria, cargaban sus pescados y el motor de su canoa en estos traileres bien caseros para luego remontar el barro y la calle de arena rumbo a tierra firme donde unos mates amargos servirían de recompensa ante tanto madrugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario