El edificio de ladrillos es lo único que queda del viejo complejo azucarero, ya ni siquiera el barrio se llama Refinería, ahora se lo conoce como Malvinas Argentinas, los silos laterales son ahora estructuras de nuevas torres paquidérmicas, los chicos que juegan al fulbito serán adultos que habrán mudado su picado al cajón de los recuerdos, la ciudad muta, se regenera al compás de la especulación inmobiliaria, que por lo general va a contramano del barrio y su escala humana.
¡Qué linda escena! Cosas que ya no se ven: el potrero y el antiguo edificio de ladrillos de Refinería, patrimonio del barrio. Ahora, sin potrero y el edificio en manos de la especulación inmobiliaria.
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