Pasado el cruce de vías, el salar de Pocitos se torna rojizo, señal que estamos por arribar a un mundo de fantasía hipnótica llamada Valle de los Sueños, quebrada del Diablo, o simplemente un paisaje extraído de las crónicas marcianas de Bradbury, montañas rojas, talladas por el agua y el viento que resopla durante las 25 horas del día, rojo sanguíneo, algún gris, blanco sal, mucho cielo y nada, pero nada de verde.
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