Dejamos atrás ese monumento al olvido llamado La Casualidad, para recorrer los 25km que nos separan de la montaña de azufre, 1100m más arriba, precipicios feroces, tensos cables del carril que se interponen en el estrechísimo caminito, que obligan a uno a pararse con todo su peso sobre ellos para que pueda cruzar la camioneta, curiosas figuras que parecen deslizarse por sobre una alfombra de tonos terrosos, altísimas torres que se yerguen huérfanas, sin sentido, 25km de sorprendentes imágenes, únicas, sin comparación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario