Casi al mediodía abandonamos al cráter, con la sensación que algo de uno quedó allí para siempre, desde lo alto de la pared se divisaba una mancha verde que con el tiempo descubrimos se trataba de la vega del Río Los Patos, un vergel en medio de un desierto duro, acariciado por un agua transparente azulada, poblada de truchas, sí truchas del desierto, otra sorpresa, y van...
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